domingo, 17 de marzo de 2013

Hoy me he dado cuenta de que me gustan las flores.

Siempre me había parecido algo inútil... Una flor.
Además, no me gustan las cosas que caducan. Mientras las flores mueren, las palabras se quedan escritas. He preferido regalar cartas.
Pero hoy, en una de mis conversaciones conmigo misma, he llegado a la conclusión de que, en el fondo me encantan.

Guardo una magnolia, una rosa y tres claveles en una caja; un pensamiento -se llama así, no es ninguna metáfora- en un diccionario. Me identifico con la primera flor y me llenó de alegría el ramo de flores blancas de estas navidades.

Según una bruja, mi flor era el tulipán. Y a mí eso siempre me ha sonado a mantequilla...

Anita, la niña de las rosas rosas.

sábado, 9 de marzo de 2013

Ya sé por qué me gusta tanto leer.

"Le conté que nunca nadie me había regalado flores. Él me preguntó que cuáles eran mis favoritas y no supe qué responderle. Le dije que no tenía una flor favorita, porque tendría que conocerlas todas para poder quedarme con una. Por eso me regaló este ramo; una muestra de cada flor conocida. "

viernes, 1 de marzo de 2013

Respira

Ostras, qué de tiempo... Ya ni recordaba cómo era el diseño. Me gusta, es sencillo y bonito y blanco y me hace sentir en casa.
En realidad no sé a qué vengo, pero me han dado ganas de escribir aquí otra vez. De plasmar mis pensamientos por escrito -como siempre- y al público. Esta última idea me gusa menos. Quizá por eso pienso mucho lo que pongo, y ahora me da algo de miedo porque estoy en Modo Escritura Automática. Supongo que mañana lo revisaré; tal vez borre esta sarta de tonterías, así que leed pronto.
Ay, que se me va la cabeza, pinkie.

Una rosa de color rosa.

Una mirada al cielo.

Reflexiones en los labios.

Cárceles en las pestañas.

Un suspiro.

Ay.