sábado, 21 de enero de 2017

Mi musculito que hace pum;pum

No sabes cuánto echo de menos a esa amiga. No a la persona que me mira con rencor y frialdad ahora. Aunque tengas la misma cara y los mismos 158 centímetros, no eres la misma, tía. Lo más probable es que tú seas feliz y no eches de menos a la María que no levantaba la ceja, que tenía una sonrisa dulce y no iba de cuqui por la vida, porque lo era. Y yo era la femme fatal, aunque las dos sepamos que en el fondo yo era la más "fresa", como dicen en México, y tú fueras más pasional y tu moral más distraída.
Me encantaría poder contarte todo lo que me está pasando, que es tan bonito y tan diferente. No sabes cómo echo de menos a mi amiga. A mi AMIGA. Joder. Lo peor es que tengo la certeza de que no te voy a recuperar nunca. Hemos cambiado tanto, somos tan incompatibles que me da miedo mirar atrás.

Me gusta pensar que tú también me echas de menos, no sé si por mi ego o porque necesito sentirme correspondida en el sufrimiento. Ojalá pudiera clavarme la pluma en el corazón y expresarme igual que tú lo haces. Hablando de escribir... ya ni siquiera te entiendo cuando escribes, y no sabes cómo me duele. Y siguiendo con el tema, como dice mi Frida: ojalá pudieras mirarte con mis ojos, así podrías verte como te veo yo.

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